Cuenta esta historia infantil como un flautista era capaz de atraer tras él a todo aquel que oyera las notas de su instrumento.
Esa capacidad de atracción viene al hilo de un correo electrónico recibido esta mañana de un viejo amigo. En él propone una nueva teoría sobre la nueva serie de esculturas que presentábamos en el post anterior.
Transforma la idea de los seres contenidos y retenidos por la piedra en una nueva línea argumental: éstos acuden a la llamada del artista como ánimas necesitadas de un cuerpo que les dé soporte y relevancia en el mundo de los vivos.
Pablo ha sido cocinero antes que fraile, músico antes que escultor. Ha trasladado esa habilidad extraordinaria que tenía el personaje de los hermanos Grimm para aunar voluntades en torno a su arte al mundo de la escultura.
Soy de los que piensan que cuando algo está bien no es necesario cambiarlo. Me limito a reproducir lo escrito por mi amigo, cuentista de vocación, y que cada uno extraiga sus propias conclusiones
"los espíritu de la Mesela de Los Arcos y de Johanes de Bargota hacen sonar el cuerno en Lana. La respuesta es una multitud de almas que desde Inza, Roncesvalles, Aézcoa, Salazar, Bidasoa, Zugarramurdi e incluso los que se quedaron en Logroño y Calahorra, procesionan hasta las manos de Pablo que radial y cincel en mano les da cobijo y escaparate, materia y luz. Porque lo de los Seres Contenidos yo lo veo de otra forma: no creo que pugnen por escapar de la piedra o de la madera; más bien andaban perdidos y Pablo les da posada y encarnación."
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