Las esculturas de Pablo no están hechas para permanecer encerradas durante mucho tiempo. Necesitan fundirse con el paisaje, han salido de la tierra y quieren recuperar su lugar en el mundo.
Por ello era imprescindible buscarles un nuevo hogar. Han encontrado su acogida en el Palacio Dos Olivos de Galdeano (Navarra), magnífico hotel ubicado en un paraje de ensueño, la falda de la sierra de Lóquiz.
Los visitantes de tan insigne establecimiento, cabo de armería de estilo renacentista totalmente reformado, podrán disfrutar no sólo de la buena comida y del merecido descanso sino recibir el sosiego que otorga la naturaleza al alma humana.
¿Qué lugar mejor para preparar esa pequeña escapada que deja, a la vuelta a casa, el regusto de haber disfrutado de una experiencia diferente?.
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